El azul es sueño; el verde, imaginario.

Pequeña historia espiritual de los colores

Esta página
es apenas otra
insinuación sobre
el color, fenómeno
lumínico que no
puede alcanzar un
grado mínimo de
comprensión si no
se aborda a partir
de eso mismo que
sugiere: la revelación
de una prodigiosa
existencia.

Gerardo Villadelángel

Introducción
El azul es sueño; el verde, imaginario.

Pequeña historia espiritual de los colores

VISUALIZACIÓN INTEGRAL

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Negro

El negro perduró oculto en cada uno de los imaginarios, vuelto submundo, devenido polvo microscópico en cada ser.

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Blanco

Siendo el color del bien, el blanco convoca a los vivos y a las ánimas.

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Naranja

El naranja significa al amor divino, a la unión del hombre con el creador supremo.

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Dorado

El color oro ha representado a seres divinos de múltiples culturas, y es el logro más visible del diálogo que mantenemos con ellos.

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Plateado

El plateado es razón y mesura, lealtad y franqueza de carácter.

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Marrón

El marrón, con sus variantes, es símbolo de la sumisión y el desapego que implica ese sacrificio.

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Verde

La nobleza del verde representa a los ciclos de la naturaleza, al renacimiento terrenal y humano.

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Rojo

El cosmos y su armonía mundana, el rasgo de su esencia en cada ser, coinciden en el rojo, el color de la hoguera maestra, del corazón y su torrente.

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Amarillo

El amarillo estalla para alcanzar el fondo de la lucidez, la bondad amorosa, la felicidad lúdica.

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Azul

El azul es sueño, y es la más bella imagen de la fantasía.

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Púrpura

El púrpura matizado en violeta tiene un orden complementario entre el poder y la sumisión, el valor y el sometimiento, la verdad y la fe, la bondad y la maldad.

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